NEUROMAGIA
  MODELO DEL JUEGO
 

El modelo del juego

 

Estábamos todos juntos; mis hijos y otros miembros de la familia con algunos amigos más, jugando a un juego de mesa. Fue idea de Brian la de jugar todos aprovechando el momento y queriendo diluir el silencio que se avecinaba. Antes de que cada uno comience la retirada Nahuel armo el tablero de juego.
            Se repartieron las fichas, los cartoncitos, se acomodaron los mazos de cartas y se revisó si estaban bien los dados.
            Todo listo para empezar a jugar, todos con ganas, risas y chistes desafiantes. Nos preparábamos para el juego. 
Alrededor de la mesa todos los participantes. Todo en su lugar, estábamos listos. Todos tiramos un dado para saber los turnos. 
Las gaseosas, el mate y algunas galletitas, todo lejos del tablero para no interrumpir.

La gente más mayor ya no jugaba y andaban por ahí contando historias del pasado, las mismas que se contaban en cada reunión.

Listo: comenzó el juego.

Mis ojos comienzan a ver y a entender algo que por el resto de los años hasta la fecha sería mi recurso en la vida.

Todos estábamos jugando disociados del juego.

Estaba todo listo para jugar y que todos ganaríamos, ya que el secreto de los juegos es divertirse desde el principio hasta el final. Más allá del resultado.

Todos haríamos lo mejor posible para ganar, había que arrojar dados pero aun así se debía desarrollar una estrategia.
Entre los participantes había quienes ya sabían algunos trucos porque tenias experiencia de haber jugado antes, y los nuevos debían desarrollarlos en el momento. Los más hábiles aprendían mirando a los que sabían.
Cuando avanzaba me divertía y cuando retrocedía, sea por los dados o por una equivocada estrategia me sentía con rabia. Las emociones eran variadas según mi lugar en el tablero, aun así nos divertíamos.
La cara de los demás jugadores y los estados de ánimo cambiaban velozmente. Seguíamos riéndonos tomando alguna bebida pero concentrados en el juego.

De repente uno de los jugadores se enoja porque estaba perdiendo y decide abandonar el juego.
Me pareció raro, le decía que esto era solo un juego. No lo quiso entender.

Otros se sentían motivados por ir ganando y se burlaban de los demás.

Mientras tanto todos mirábamos desde arriba el tablero.

Aun mirando desde arriba el tablero, las emociones estaban metidas plenamente en el juego, absorbiendo nuestras mentes de una manera mágica.
Cada uno en su rol en el juego, casi, casi confundiendo el juego con la vida misma.

Me hace acordar que de juegos como este han terminado en peleas de amigos y familiares.

Ese día VI Y ENTENDI, desde arriba, de una manera disociados del juego todos podíamos divertirnos sea cual sea la posición en el tablero, pese a los saltos emocionales, los jugadores sabios entendíamos que era solo un juego. Nos alegrábamos, nos quejábamos, pensábamos, estudiábamos estrategias con toda la pasión que nos motivaba. Todo esto sucedía desde arriba, como observadores de esa vida virtual sobre el tablero.

Los roles sobre el tablero no era la verdad, era solo un juego, interesante juego donde movía emociones de todo tipo. Pero era solo un juego, los jugadores desde arriba manteníamos la capacidad de amarnos por sobre el tablero. Por ahí uno perdió y se unió nuevamente al juego en última posición, nos reímos y seguimos jugando. Nunca perdimos la buena comunión, sabíamos quienes éramos cada uno. Entendíamos que el juego… es solo un juego.

 

Lo cierto es que no quiero interpretar esta historia, pero piense. Repase la historia y entienda.

¿Escuchó algún día decir que lo importante es competir? Yo digo que lo importante es jugar, es participar.

 

 
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